sábado, 15 de enero de 2011

Contradictorio

Nos habíamos juntado en la casa del Pelado.
Algún motivo siempre existía para justificar prender el fuego, comprar alguna cerveza y fernet con coca, por supuesto con la correspondiente picada previa.
Desde temprano cumplíamos con los preparativos para el religioso asado de la semana, a medida que pasaba el tiempo llegaban los demás.
Las cervezas congeladas desfilaban alrededor del asador.
Generalmente somos cinco, al menos los de asistencia perfecta, a veces se sumaba alguien más, algún amigo que venía de visitas, amigo de amigos o compañeros del trabajo.
Esa era una noche particular para Leo – El Pelado- esperaba una llamada de una chica, si, de una en particular. Callado merodeaba por la casa todo el tiempo.
Miraba su celular, controlaba la batería, si el volumen estaba alto, lo trasladaba de un lado a otro, conectaba el cargador. Iba, venía.
Habiendo terminado de cenar, estábamos sentados en el patio disfrutando un poco de aire fresco, ya con las últimas brasas que sobraron apagándose. Los tipos encendidos y un jarro comunitario con lo que restaba del fernet.
Entró a la casa porque el ring del celular lo estaba llamando. Habló con un amigo del sur por unos minutos. Después se acerco contento a continuar disfrutando de ese momento.
Le llegó un mensaje. Ansioso lo vió y entonces dijo.
- Estos aparatos en plena era de la comunicación resultan contradictorios.
Nadie agregó ni preguntó nada, tomó un trago, apoyó el vaso en el piso y encendió un cigarrillo.
- ¿Por qué Pela? Que pasó- preguntó alguien después de un momento.
- Y sí… te acerca a quienes están lejos y te aleja de quienes estás cerca.
Nos quedamos todos en silencio, perdimos el control de nuestras miradas, cada uno en un punto fijo diferente.